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Lo limpio por fuera, lo podrido por dentro

Jul 10, 2025

Mateo 23:25-28 (RVR1960)
“¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque limpiáis lo de fuera del vaso y del plato, pero por dentro estáis llenos de robo y de injusticia… Por fuera, a la verdad, os mostráis justos a los hombres, pero por dentro estáis llenos de hipocresía e iniquidad.”

Meditación

Cristo aquí no reprende a los paganos, ni a los libertinos, sino a los religiosos. A hombres que oraban, ayunaban y diezmaban, pero con un corazón lleno de codicia y vanagloria.
Se preocupaban por el brillo exterior del vaso, mientras su interior apestaba a podredumbre moral. Como sepulcros pintados, escondían huesos muertos bajo una capa de piedad decorativa. Su adoración era una máscara, no una realidad.

Stephen Charnock dijo:
“No hay mayor abominación que la adoración hipócrita; es una traición religiosa, donde los labios besan y el corazón apuñala.”

Jesús denuncia aquí la religión cosmética, que se satisface con la forma sin buscar la esencia. El fariseo prefería ser visto por los hombres antes que aprobado por Dios. Pero Dios no se deja engañar por el barniz externo. Él escudriña el corazón (Jer. 17:10).

Lo más solemne es que este tipo de religión —limpia por fuera, muerta por dentro— es la que más fácilmente endurece el alma. Porque se convence a sí misma de que está viva cuando ya está podrida.

 Aplicación

Este pasaje nos invita a mirar dentro del “vaso” de nuestra alma.

  • ¿Nos esforzamos más por parecer santos o por ser santos?
  • ¿Amamos más la aprobación de Dios que la de los hombres?
  • ¿Nos conformamos con el deber externo, sin cultivar el deleite interno?
  • La verdadera piedad comienza en el corazón y florece hacia afuera. La hipocresía pule la cáscara, pero deja intacto el veneno del alma.

Thomas Watson escribió:
“La santidad no consiste en una vestidura larga o una oración larga, sino en un corazón lavado con sangre y fuego.”

No basta con tocar la Biblia; hay que ser tocado por ella.
No basta con entrar al templo; hay que ser templo del Espíritu.
No basta con parecer limpio; hay que ser purificado por Cristo desde adentro.

Oración

“Oh Dios que ves en lo secreto,
líbrame de una piedad de fachada y de un alma sin fuego.
No permitas que yo honre tu nombre con mis labios mientras mi corazón ama otra cosa.
Destruye toda raíz de hipocresía en mí,
y si hay algo brillante que esconde muerte,
revelalo por tu luz.
Purifica mi vaso por dentro,
para que lo de fuera también sea limpio.
Haz que lo que el ojo humano no ve,
sea lo que tú más ames en mí:
un corazón quebrantado y humillado delante de tu cruz.
Por amor al que fue santo por dentro y por fuera,
Jesucristo el Justo,
Amén.”