Salmo 119:105
“Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino.”
Meditación
En un mundo donde abundan voces, pero escasea la verdad, el salmista declara con firmeza que la Palabra de Dios es su guía segura.
Él no camina a tientas, ni se deja llevar por la oscuridad del corazón humano o la neblina de las opiniones pasajeras. Tiene una lámpara: la Escritura, que le alumbra el sendero paso a paso.
Este versículo no promete que veremos el final del camino, sino que tendremos luz suficiente para el próximo paso.
Así obra Dios: no con faros de largo alcance, sino con una lámpara fiel que acompaña al peregrino en cada tramo del viaje.
Es una luz que corrige, instruye, consuela, confronta y transforma.
El creyente que ama la Palabra no teme las tinieblas del mundo ni los engaños del corazón, porque ha aprendido a apoyarse en la voz del Pastor.
La Escritura no es un adorno religioso, sino el alimento del alma y la brújula de la vida.
En ella se revela Cristo, la Luz del mundo, el Verbo hecho carne que alumbra a todo hombre.
Dijo Thomas Watson:
“La Palabra de Dios es un espejo que nos muestra nuestro pecado, y una lámpara que nos guía al Salvador.”
Cuando abandonamos las Escrituras, nuestra alma se extravía.
Pero cuando vivimos a la luz de ellas, caminamos en santidad, esperanza y verdad.
Aplicación
- ¿Buscas dirección en la Palabra o en tus emociones y opiniones humanas?
- ¿Lees la Escritura como una guía viva o como un ritual vacío?
- ¿Cuánto confías en la Biblia cuando todo alrededor parece incierto?
- Aparta tiempo diario para leer, meditar y orar con la Palabra.
- No tomes decisiones importantes sin antes examinar lo que Dios ha dicho.
- Memoriza versículos que te fortalezcan en momentos de oscuridad o duda.
- Enseña a otros a valorar y seguir la guía de la Escritura como el mayor tesoro de la vida.
Oración
Señor, gracias por tu Palabra que es luz en medio de mis tinieblas.
Perdóname por tantas veces en que he confiado más en mi propio juicio que en tu voz.
Dame un corazón humilde, sediento de verdad, dispuesto a obedecer.
Que tu Palabra sea mi delicia, mi guía y mi refugio en todo tiempo.
En el nombre de Jesús, la Palabra viva, te lo ruego.
Amén.