Rut 3:9
“Y él dijo: ¿Quién eres? Y ella respondió: Yo soy Rut tu sierva; extiende el borde de tu capa sobre tu sierva, por cuanto eres pariente cercano.”
Meditación
En la penumbra de la era, Rut se postra a los pies de Booz y pronuncia una petición cargada de simbolismo redentor: “Extiende el borde de tu capa sobre tu sierva.” No era una insinuación romántica, sino un clamor profundo por redención, por cobertura, por pertenencia. Ella no exige, sino que ruega; no presume, sino que se humilla. Se presenta como sierva y reconoce a Booz como pariente cercano, su goel, su redentor legal.
Esta escena sencilla, cargada de ternura y reverencia, apunta hacia una verdad eterna: Cristo es nuestro Redentor cercano. Así como Booz tenía el derecho y los recursos para redimir a Rut, así también el Hijo de Dios, haciéndose carne, se hizo nuestro pariente para poder redimirnos, no con oro ni plata, sino con su preciosa sangre (1 Pedro 1:18-19).
Rut no tenía nada: era extranjera, viuda y pobre. Pero se acercó con fe, se postró en humildad, y fue acogida con gracia. ¿No es esa la historia de cada creyente? Cristo no redime a los que creen merecer, sino a los que, como Rut, vienen y claman: “Cúbreme con tu manto, pues tú eres mi Redentor.”
Booz no se quedó indiferente ante la petición. Prometió redención y no descansó hasta cumplirla (Rut 3:18). Así también Jesús, nuestro Señor, se comprometió en amor eterno con su pueblo, y no descansará hasta presentarlo glorioso, sin mancha ni arruga (Efesios 5:27).
John Owen escribió:
“La redención que tenemos por medio de Cristo es tan perfecta, que nada más puede añadirse, ni nada puede quitarse.”
Aplicación
- ¿Me acerco a Cristo como Rut se acercó a Booz: con humildad, confianza y reverencia?
- ¿Reconozco que solo en Él hay cobertura, refugio y redención?
- ¿Estoy descansando en la promesa de que Cristo terminará la obra que comenzó en mí?
- Acércate cada día a Cristo con un corazón humilde, reconociendo tu necesidad de su gracia.
- Abraza la seguridad de que, si has sido cubierto por su manto, nada puede separarte de Su amor.
- Sé agradecido: la redención es un regalo, no un salario.
- Descansa en su fidelidad: Él no descansará hasta cumplir su promesa contigo.
Oración
Señor Jesús, nuestro fiel Redentor, me acerco hoy como Rut se acercó a Booz: sin méritos propios, solo con la esperanza de ser cubierto por tu gracia. Tú te hiciste hombre para redimirnos, y no desististe hasta cumplir toda justicia. Gracias por cubrir mi vergüenza con tu justicia, por acogerme en tu pacto eterno. Enséñame a descansar bajo tu manto, y a vivir como quien ha sido comprado por sangre. Amén.