Salmo 133:1
“¡Mirad cuán bueno y cuán delicioso es habitar los hermanos juntos en armonía!”
Meditación
Estas palabras brotan del corazón de David como un canto de asombro y deleite. Es un llamado gozoso a contemplar una bendición celestial: la unidad del pueblo de Dios.
El salmista nos invita a mirar, es decir, a detenernos, observar con reverencia y valorar la hermosura de la comunión fraternal.
La unidad no es simplemente ausencia de conflicto. Es una armonía viva, tejida por el amor, la humildad y la gracia que fluye de Dios mismo.
Es “buena” porque refleja el carácter de Dios, quien es trino y uno.
Y es “deliciosa” porque llena el alma de gozo y paz, como un manjar espiritual que fortalece al peregrino en su camino.
Esta armonía no se produce naturalmente. Los corazones humanos están inclinados a la división, al orgullo, a la envidia.
Pero cuando la gracia de Cristo reina, los hermanos —aunque distintos— se aman, se soportan, se edifican unos a otros en amor.
John Owen escribió:
“La comunión de los santos es el aliento del cielo en la tierra.”
La iglesia unida es testimonio del poder transformador del evangelio.
El mundo verá a Cristo cuando vea a los suyos caminar en amor.
Aplicación
- ¿Valoro y cultivo la unidad con mis hermanos en la fe?
- ¿Soy un pacificador o un sembrador de contienda en la iglesia, el hogar o el trabajo?
- ¿Reflejo en mis relaciones el amor con el que Cristo me ha amado?
- Ora por la unidad de tu iglesia local, y sé parte activa en su edificación.
- Perdona rápidamente, escucha con mansedumbre, ama sin esperar recompensa.
- Busca reconciliación donde haya distancia, y sé puente de paz donde haya división.
- Participa activamente en la comunión con otros creyentes, pues allí Dios derrama bendición.
Oración
Señor, gracias por llamarme a formar parte de tu pueblo.
Perdóname cuando he buscado lo mío en lugar de edificar a mis hermanos.
Hazme instrumento de tu paz.
Revísteme del amor de Cristo para vivir en humildad, perdón y unidad.
Que en mi vida se refleje la dulzura de habitar juntos en armonía, para tu gloria.
En el nombre de Jesús. Amén.