Génesis 1:1
“En el principio creó Dios los cielos y la tierra.”
Meditación
Este versículo es el fundamento de toda cosmovisión cristiana.
Con estas palabras, Dios se presenta como el Creador soberano y eterno, anterior al tiempo, al espacio y a toda criatura.
No hay explicación previa, no hay defensa de Su existencia: simplemente, Dios es, y Dios crea.
Cada palabra es una afirmación poderosa:
“En el principio”: Aquí nace el tiempo, pero Dios ya estaba antes. Él es eterno, sin principio ni fin.
“Creó Dios”: No hubo ayuda, no hubo accidente. Fue por Su voluntad, poder y sabiduría que todo fue hecho.
“Los cielos y la tierra”: Es una forma de decir “todo lo que existe”. El universo entero está bajo Su señorío.
Esto nos recuerda que nuestra vida no comienza con nosotros, sino con Dios. El universo no gira en torno al hombre, sino alrededor del propósito eterno del Creador.
La creación no es un capricho, es un acto de amor, belleza y soberanía.
Dios es el Autor de todo. Y si Él nos creó, entonces somos responsables ante Él.
No podemos vivir como si fuésemos dueños de nosotros mismos.
Esta verdad destruye el orgullo humano y exalta la majestad divina.
Como dijo Stephen Charnock:
“Al principio de toda religión está el reconocimiento de Dios como Creador.”
El evangelio mismo cobra sentido desde este punto: fuimos creados por Dios, caímos en pecado, y solo Su gracia puede restaurar la imagen que fue distorsionada.
Aplicación
- ¿Vivo como si yo fuera el centro del universo, o como una criatura ante su Creador?
- ¿Reconozco a Dios como el origen, el propósito y el fin de mi vida?
- Reconoce la autoridad de Dios sobre cada aspecto de tu existencia: Él es tu origen y tu destino.
- Adora a Dios no solo por lo que hace, sino por quién es: el eterno Creador.
- Examina tus planes y deseos: ¿están alineados con la voluntad de Aquel que te formó?
- Recuerda que si Dios te creó, también puede restaurarte, sustentarte y redimirte.
Oración
Señor eterno y todopoderoso, hoy me postro ante Ti reconociendo que Tú eres el principio de todo.
Nada soy fuera de Ti, y todo cuanto tengo proviene de Tu mano.
Perdona mi orgullo, mi autosuficiencia, mi olvido de Ti.
Enséñame a vivir con humildad, como criatura amada por su Creador.
Que cada día de mi vida testifique que Tú eres Dios y que yo soy tuyo.
En Cristo Jesús Amén.